quinta-feira, fevereiro 05, 2009

NOTÍCIAS DE "PENICHE", SEJA LÁ ISSO O QUE FOR
Há uns dias deixei algumas anotações da designação "Peniche". Fui encontrar anteontem, uma notícia de um futebolista de nome Peniche, num jogo de futebol contra o celebrado Pelé. É essa notícia que transcrevo na íntegra.

NOTICIA do EXonline
http://www.excelsior.com.mx/
03 de Fevereiro de 2009
Una noche imborrable
JC Vargas

Los goles que anoche le metió el Necaxa al portero Laercio, reputado como el mejor del momento en el futbol brasileño, probablemente el titular del equipo nacional para el próximo campeonato del mundo, fueron imparables. Este, por ejemplo, fue el segundo clavado a los diez minutos de iniciado el partido por Peniche, que aparace a la izq. en el momento en que acababa de rematar con la frente un tiro de castigo dibujado por Evaristo. (Este fue el pie de foto original publicado en Excélsior hace 48 años).
Foto: Archivo Excélsior

Ocurrió hace 48 años. Cuando el Necaxa venció al Santos de Pelé, en aquellos eternos 90 minutos
¿Cuántas ocasiones se habrá contado esta historia? Han pasado 48 largos años y el Necaxa de aquel 1961 sigue derrotando al Santos de Pelé. Sucede cada día 2 de febrero, cuando los muchachos de cabellos blancos se reúnen para repetir aquel partido que se jugó en el estadio de CU.
“¡Necaxa le ganó al Santos de Pelé!”, contaron un día después los diarios mexicanos, aquellos que previo al partido apostaban por cuántos goles les metería el cuadro brasileño, el mejor del mundo, a aquellos 11 necaxistas vestidos de rojo y blanco.
El Santos venía a un pentagonal, con 20 juegos invicto y con la maravilla negra llamada Edson Arantes do Nacimento, jovencito que años atrás acababa de sorprender al mundo en Suecia 58. La imagen del adolescente de 17 años que llora en la cima.
El Santos de Pelé llegó aquel 1961 con 10 mortales: Laercio, Dalmo, Mauro, Ze Carlos, Zito, Calvet, Dorval, Mengalvio, Coutinho y Pepe.
La alineación siempre comienza por el portero. Ahí está Jorge Morelos. En la reunión de necaxistas y en la memoria de aquel partido. Hombre de 77 años y dedos chuecos de tantos balonazos, cuando el esférico era de cuero y no existían los guantes protectores.
Se dan cita en La Casona del Giaco, donde el ritual se repite. Jorge Morelos, Héctor González, Pedro Dellacha, Pedro Romero, el Fumanchú Reynoso, Reynaldo Giacomini, Alberto Baeza, Alberto Evaristo, Dante Juárez, Memo Chatito Ortiz y Agustín Peniche.
De aquel memorable cuadro sólo tres llegaron a la cita anual: Jorge Morelos, el Fu Reynoso y el argentino Reynaldo Giacomini. Dicen los amigos que Dante Juárez es el único que ya partió al otro mundo, tocando el balón y cantando sus tangos. Evaristo y Dellacha viven en Argentina. ¿Los demás? A veces llegan y otros se desaparecen por temporadas.
Los meseros se mueven de un lado a otro, mientras las charlas se funden encima de las mesas y el balón imaginario aparece en la vieja cancha de Ciudad Universitaria. Sí, como cada año.
“No habían pasado ni dos minutos cuando el Morocho Juárez puso el 1-0”, dice expresivo el Fu Reynoso, quien por momentos se olvida de aquellas muletas que lo siguen por todas partes.
Y al minuto 11, Peniche con la testa, los tenía en el hoyo. Lo platican Morelos y Giacomini.
¿Cómo es que un cuadro mexicano, que ni siquiera era el campeón de aquellos tiempos (lo eran las Chivas), estaba humillando a la sensación brasileña? Apareció entonces la voz de Pelé, todo orquesta en la cancha, con apenas 20 años. Pepe respondió con un fuerte disparo y Coutinho con la testa. El primer tiempo terminó 2-2. Giacomini, el argentino, llegó de refuerzo para el Necaxa en aquel año. Jugador en Brasil y Argentina, haría escala en el Morelia, antes de ponerse la playera rojiblanca. No abandonaría sus colores ni se iría jamás de México. Habla poco, muestra la hinchazón permanente de la rodilla derecha. En la diestra trae una imagen de chamaco, aquel rubio de cara bonita, cabellos bien peinados y pierna educada. Trapos de rojo y blanco.
En la mesa del Giaco aparece la chistorra, el vino, las empanadas y el chimichurri. Las porras y el segundo tiempo.
Tantas veces se ha contado este partido que a veces sus propios protagonistas cambian el orden de los goles, pero no el resultado final. Algunos dicen que apenas comenzó la parte complementaria, el Santos remontó el marcador. Pero fue el Chato Ortiz el que puso al Necaxa 3-2.
Entonces aparece el Fu Reynoso, aquél que de chamaquillo sólo se llamaba Tomás y se mudó con sus padres de León, Guanajuato, a la colonia Guerrero. Aquel 2 de febrero de 1961 le tocó pararse en la cancha frente a Pelé. “Hacía maravillas con el balón. Incluso sin él. No era tan alto, pero su figura imponía.”
A Tomás le pusieron el Fumanchú cuando jugaba en el Necaxa y una ocasión “escondí el balón entre las piernas y el rival se perdió. Entonces no faltó quien dijera que lo hice como el mago de aquellos tiempos”.
Y entre mago y maravilla negra, aquella noche dominó el mexicano. “No dejé que hiciera daño, aunque el que estuvo tremendo fue Pepe. Yo le gritaba de todo, pero no se intimidaba.”
Fue cuando llegó el empate a tres goles. Atención, Pepe se escapa, Pepe dispara y … ¡penal!, el Fu Reynoso se lanza con la cabeza y alcanza a meter la mano. “Le quise hacer como el Pelusa, sólo que el árbitro alcanzó a ver la mano”. El mismo Pepe cobraría la falta desde el manchón de los 11 pasos.
En la comida están necaxistas de otros tiempos: Alfonso Pescado Portugal, José Cano, Aguilar, Fernando Salgado, David La Máquina Zamora, Alberto Gómez, Carlos Pichojos Pérez y Roberto El Cañabrava Martínez. Todos hablan del juego que no les tocó y de aquel momento cuando Pelé salió lesionado de la cancha. Eran otros tiempos, no existían los cambios y el Santos se quedó con un hombre menos. Muchas versiones. Que lo lesionó Dellacha, que fue Morelos...
Toca el turno al portero. El de los dedos chuecos de tanto romperse, el que no usaba guantes ni apodo. Jorge Morelos. Las lesiones siempre lo siguieron. Tres veces fue llamado para defender la portería de la Selección Nacional y las tres ocasiones se quedó con las ganas por sufrir lesiones antes de la hora de la verdad. “Una vez me rompieron la nariz, otra una mano y otra más la pierna. El día aquel, frente a Santos, fue un choque entre tres. Un tiro por la izquierda, yo salto por el balón y detrás de mí brinca Pelé. También saltó Dellacha. Recibí un golpe en la cabeza y cerca estuve del desmayo, pero no solté el balón. Pelé se luxó el hombro y tuvo que abandonar. Dellacha salió ileso”.
Dante Juárez, el que ya está en el otro mundo, marcó el gol de la victoria necaxista. Fue al 79’. Y los gritos se asoman entre aquellos veteranos, quienes sueltan porras como cada año. Nadie recuerda si Pelé intercambió camiseta o dónde quedaron aquellos viejos uniformes. Ataja el portero: “No imaginábamos que ese triunfo sería recordado después de tantos años. ¿Qué le pasó al Necaxa? Un día lo transformaron en Atlético Español y todo cambió”.
Y sin embargo, aquel Santos de Pelé seguirá perdiendo ante el Necaxa, cada día 2 de febrero. Aunque algunos momentos se pierdan de la memoria.
Ocurrió hace 48 años. Cuando el Necaxa venció al Santos de Pelé, en aquellos eternos 90 minutos
¿Cuántas ocasiones se habrá contado esta historia? Han pasado 48 largos años y el Necaxa de aquel 1961 sigue derrotando al Santos de Pelé. Sucede cada día 2 de febrero, cuando los muchachos de cabellos blancos se reúnen para repetir aquel partido que se jugó en el estadio de CU.
“¡Necaxa le ganó al Santos de Pelé!”, contaron un día después los diarios mexicanos, aquellos que previo al partido apostaban por cuántos goles les metería el cuadro brasileño, el mejor del mundo, a aquellos 11 necaxistas vestidos de rojo y blanco.
El Santos venía a un pentagonal, con 20 juegos invicto y con la maravilla negra llamada Edson Arantes do Nacimento, jovencito que años atrás acababa de sorprender al mundo en Suecia 58. La imagen del adolescente de 17 años que llora en la cima.
El Santos de Pelé llegó aquel 1961 con 10 mortales: Laercio, Dalmo, Mauro, Ze Carlos, Zito, Calvet, Dorval, Mengalvio, Coutinho y Pepe.
La alineación siempre comienza por el portero. Ahí está Jorge Morelos. En la reunión de necaxistas y en la memoria de aquel partido. Hombre de 77 años y dedos chuecos de tantos balonazos, cuando el esférico era de cuero y no existían los guantes protectores.
Se dan cita en La Casona del Giaco, donde el ritual se repite. Jorge Morelos, Héctor González, Pedro Dellacha, Pedro Romero, el Fumanchú Reynoso, Reynaldo Giacomini, Alberto Baeza, Alberto Evaristo, Dante Juárez, Memo Chatito Ortiz y Agustín Peniche.
De aquel memorable cuadro sólo tres llegaron a la cita anual: Jorge Morelos, el Fu Reynoso y el argentino Reynaldo Giacomini. Dicen los amigos que Dante Juárez es el único que ya partió al otro mundo, tocando el balón y cantando sus tangos. Evaristo y Dellacha viven en Argentina. ¿Los demás? A veces llegan y otros se desaparecen por temporadas.
Los meseros se mueven de un lado a otro, mientras las charlas se funden encima de las mesas y el balón imaginario aparece en la vieja cancha de Ciudad Universitaria. Sí, como cada año.
“No habían pasado ni dos minutos cuando el Morocho Juárez puso el 1-0”, dice expresivo el Fu Reynoso, quien por momentos se olvida de aquellas muletas

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